Chillidos frutados en la nieve, el secreto en geranio convertido.
La blancura seda es ascendiendo en labio derramada,
abre un olvido en las islas, espadas y pestañas vienen
a entregar el sueño, a rendir el espejo en litoral de tierra y roca impura.
Húmedos labios no en la concha que busca recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire muerden
altornasol que cambia su sonido en rubio tornasol de cal salada,
busca en lo rubio espejo de la muerte, concha del sonido.
Si atraviesa el espejo hierven las aguas que agitan el sonido.
Si se sienta en su borde o en su frente el centurión pulsa en su costado.
Si declama penetra en la mirada y se fruncen las letras en el sueño.
Ola de aire envuelve secreto alvino, piel arponeada,
que coloreado espejo sombra es el del recuerdo y minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recti sinfín en llamas secas y ojas lloviznadas.
Chorro de abejas incretadas muerden la estela, pídenle el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en pelamar fugó sin alas.
abre un olvido en las islas, espadas y pestañas vienen
a entregar el sueño, a rendir el espejo en litoral de tierra y roca impura.
Húmedos labios no en la concha que busca recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire muerden
altornasol que cambia su sonido en rubio tornasol de cal salada,
busca en lo rubio espejo de la muerte, concha del sonido.
Si atraviesa el espejo hierven las aguas que agitan el sonido.
Si se sienta en su borde o en su frente el centurión pulsa en su costado.
Si declama penetra en la mirada y se fruncen las letras en el sueño.
Ola de aire envuelve secreto alvino, piel arponeada,
que coloreado espejo sombra es el del recuerdo y minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recti sinfín en llamas secas y ojas lloviznadas.
Chorro de abejas incretadas muerden la estela, pídenle el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en pelamar fugó sin alas.
José Lezama Lima - Muerte de Narciso
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